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sísifo

Cosas de otros

secretos

En la radio estuvieron contando hace unos días la historia de este blog: postsecret.blogspot.com

Es una lástima mi pésimo conocimiento del inglés, porque, realmente, valdría la pena poder entrar de vez en cuando y ver lo que explica.

Parece ser que su creador, Frank Warren, decidió plantear la duda de si un secreto contado a miles de personas sigue o no siendo un secreto si la persona que lo cuenta no se identifica.

Así que, miles de personas, le mandan postales (siguiendo el procedimiento que él establece) para contar sus secretos. Y resulta curioso oír las cosas que llegan a contar.

Claro, el mundo de los secretos da mucho que pensar... Porque dentro de esos secretos inconfesables, que uno se avergonzaría de reconocer, hay mucha gente que coincide. Quiero decir, hay secretos que podríamos llamar "universales", cosas que la gente siente o piensa, pero que cree que son absolutamente horribles, que nadie más en el mundo puede pensar una cosa semejante... y puede que si siguiéramos de cerca esta exposición de secretos pudiéramos hacer un estudio sobre lo parecidos que somos los seres humanos, incluso con culturas, religiones y países diferentes, no sólo en lo que confesamos, sino también en lo que ocultamos...

Ya lo dijo Éluard: "Hay otros mundos, pero están en éste".

Carta abierta a Silvio Rodríguez

 Esta vez el tema debería ser "cosas de otros". Lo digo porque esto que os traigo no es mío: Es de mi hermana. Es una carta que ha escrito para el periódico. Y, a la espera de si se lo publican o no, he decidido que valía la pena que lo viera alguien. Aunque sólo sea los que entráis en mi blog (no tiene "audiencia" comparable con un periódico, pero es mi granito de arena)... porque a mí también me chirría que no se pueda ver a Silvio (precisamente a él) por una cuestión de economía domestica.

Te conozco hace muchos años. Perteneces a grandes y pequeños momentos de mi vida. Has puesto palabras a situaciones, pensamientos a los que no lograba nombrar, ... y ahora, ¿qué hago ahora contigo?

Leo en el diario que vienes de nuevo, tantos años después de la última vez que pude verte, en el Poble Espanyol de Barcelona, cuando, con un "ojalá pueda ser Cuba sí y Yanquis también", nos dejaste a todos en silencio, entregados, enamorados. Esta vez iba a ser diferente, no iba a estar yo sola: iba a compartir este concierto con mi marido y mis dos hijas, de 7 y 9, a quienes, de bebés, cantaba canciones tuyas cuando no podían dormir.

Entro hoy en la web para reservar las entradas y me enfrento a la realidad de las cifras. No puedo ir a verte.

No comprendo cómo se puede traer al Paraninfo de la Universidad el espíritu de Playa Girón, el sueño de serpientes, la canción en harapos, y a la vez, de alguna manera, prohibir la entrada a los que desean un Rabo de Nube, a los que buscan a su Unicornio, a los que alguna vez han cantado una Pequeña Serenata Diurna.

No voy a ser yo la que diga lo que tienen que ganar los demás, desde luego. No soy quién para juzgar y comparar, pero después de haber asistido a conciertos de otros Maestros que han pasado por aquí, desde Lluís Llach a Pablo Milanés, me duele en el alma tener que quedarme en la puerta.